miércoles, 10 de noviembre de 2010

Mario Benedetti y Marina



Cuando el barco es dejado por las ratas
a uno le vienen malos pensamientos;
alarmas sin razón, carencias natas,

pereza para aliarse con los vientos
o no prever lo mucho que fatiga
la plenamar con sus aburrimientos.

No obstante puede ser que Dios bendiga
la quiebra del bauprés, las velas rotas,
y antes que en sombras llegue la enemiga

y las gotas se junten con las gotas
antes que el mar se encrespe o se confunda,
decore al fin el mástil con gaviotas

y el barco quede hermoso. Aunque se hunda.

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