No es la obsesión sino la dualidad, que algunos confunden con el bien y el mal, la trama real de la película. Es algo viejo; los griegos hablaban de Apolo, la pureza, la luz y de Dionisos, la sombra, lo oculto. Es el tema de la novela del Dr. Jeiki y Mr. Jai. Es la historia de cada individuo. Superar la dualidad no consiste en renunciar a una parte nosotros. Superar la dualidad es integrar los dos aspectos, integrar a los contrarios, porque ninguno es mejor que el otro.
Como le ocurre a nuesta protagonista, muchos de los problemas que arrastramos durante nuestra vida, tienen su origen en la infancia. Padres castradores, excesivamente protectores, hogares sin amor, sin calor... Algunos nunca consiguen superarlos, otros obran la transformación con esfuerzo y no sin dificultad. No debemos hacer propios los fracasos de nuestros padres, ni sus banderas.
Es esta una película simbólica, cargada de agua que es lo mismo que de sentimientos. Me ha llamado la atención la cantidad de espejos que aparecen en casi todas las escenas. Los espejos que anuncian un cambio, un giro hacia un mundo irreal, inexpresado pero latente. Los espejos que nunca devuelve la imagen que proyectamos, los espejos que abren la puerta a otra realidad. Antigüamente cuando alguien moría en una casa, se tapaban los espejos, quien sabe si para cerrar las puertas a ese otro mundo. Otro simbolismo inquietate y repetido, es el de las uñas, estructuras rígidas gobernadas por Saturno, la ley, el orden impuesto. Uñas que se rompen, que se cortan no sin cierta grima.
No podían haber elegido una mejor actriz , no sólo por el maravilloso trabajo que realiza, el enorme esfuerzo y preparación que sin duda ha dedicado, se nota, sino también porque desde la primera mirada a la cámara encarna todo la inocencia y la contención que requiere el papel que tan perfectamente desarrolla. Me ha parecido un trabajo increible. Un "Oscar" para Natalie.
En otros aspectos, la obra partía con un éxito parcial garantizado. El maridaje entre música clásica o ballet clásico en este caso y cine, facilitan la grandeza de la puesta en escena, el apoteósico final. Garantizan el éxito de la banda sonora, incluso facilitan el guión, que no deja de ser un desarrollo de la auténtica historia del Lago de los Cisnes. Más complicado hubiera resultado si la protagonista fuera una humilde cajera de supermercado. Me parece también, que se abusa de la cámara subjetiva que sigue la nuca de Natalie Portman constantemente, intentando sumergirnos en esa atmósfera turbadora que el director persigue.
Me ha gustado aunque tengo una extraña sensación en el estómago y no he comido palomitas. Tendré que dejarla reposar unos días. ¿Será por la escena lésbica? Será.
Una última cosa, creo que es mejor ver la película en compañía.
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