LA TOSTÁ
En apenas unos días, D. Lluís Gómez i Cazorla, natural de Badajoz, inició una radical transformación personal. Secretamente, rompió el carné de la Agrupación por la Independencia y ante la sorpresa de todos, abandonó sus clases semanales de catalán y sardana.
Sus socios en una empresa de exportación de frutas ubicada en Girona, habían decidido, por motivos estrictamente económicos y a pesar de su discreta oposición, trasladar la sede social de “FrutiCAT” a Peñarroya, pueblo industrial de la provincia de Córdoba.
Quince días antes del forzoso traslado, Dña. Mari Pau del Clos Borrás, esposa de Lluís, dejó una triste nota de despedida, en la cómoda gaudiana de la habitación de matrimonio, donde le comunicaba su irrevocable decisión de divorciarse e ir a vivir a la casa familiar de los del Clos; una preciosa masía del siglo XIX en Sant Feliú de Guisols.
Abatido, había llorado durante un largo día el abandono de Mari Pau, pero Lluís, era un hombre hecho a sí mismo que no se dejaba arrebatar por sentimentalismos trasnochados y el primer domingo de enero, voló decidido al encuentro de un destino incierto.
Tres meses más tarde, el Director comercial de “FrutiCOR” era un hombre feliz. Después de estrenar su devoción como cofrade en la procesión del Cristo de las Ausencias, desayunaba animado en la mejor cafetería de Peñarroya, con sus compañeros del Partido Andalusí de Progreso.
- Don Luis, ¿La tostada con Tumaca?
- ¿Con Tumaca? Niña, ¡Qué no te enteras! La tostá con aseite de Priego o con manteca de la Colorá. ¡No te joe, la polaca esta!
JMF
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