sábado, 30 de julio de 2011

104 - Casa de Citas - Patricia Fernández-Pacheco



Aquello no fue una despedida.
Fue un largo rosario de desencuentros que,
cada dos por tres,
interrumpía el aguacero.

Había una pizca de mar y un puñado de cielo
y con eso y su punta gastada escribíamos todo el tiempo.

Era brutal el amor en los húmedos sótanos del domingo.
Interminables eran los brazos azules con que me amarrabas.

Ya digo, aquello, no sonó a despedida.
Durante siglos nos seguimos tropezando
el uno con los restos
de la otra, sin remedio.

Nunca volvimos a ser
tan naúfragos como aquel septiembre
en el que cada día era un rescate a vida o muerte.

Era magnífico verte avanzar solo ante las olas.
Incontenible era el surco rosicler en la arena
desgajándonos los caminos.

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