Encender la leña, quemar los rastrojos del pasado.
Calentarnos...
Contemplar un mar contenido en el azul de la ventana.
Romper el cristal y desbordarse los olores del agua.
Trajinar en la cocina, coreografía de alimentos, utensilios, tiempos precisos.
Encender los faros de la casa, cera en cada esquina.
Alimentar el alma con la alquimia de los fogones, de los fotones de una luz lejana.
Yacer sobre una alfombra a un palmo del suelo, entre el cielo y la tierra, paraíso en silencio.
Un roce casual de las manos, de los cuerpos.
Una mirada, tú ojos sobre mi, tú cuerpo sobre mi. Tú risa sobre mi.
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